Hoy me siento sumamente honrada por haber recibido el texto que a continuación comparto:
El Angel que todos llevamos dentro
Hace algún tiempo que se generó en mí la inquietud de
escribir y compartir con otros individuos algo de pensamientos e ideas, que si
bien no necesariamente cambiarán al mundo, sí intentan rescatar por momentos el
espíritu humano y los valores que lo rodean.
El día de hoy he decidido comenzar… a costa de mi
empleador, ya que ocuparé tiempo valioso de esta H. corporación global que
genera billones y billones de dólares, para dedicar tiempo a unos cuantos párrafos
que ciertamente no le generarán ni un peso. El medio que honrosamente he
seleccionado para tratar de compartir mis textos es “El Planetade Marichú”,
solo que aún no lo sabe…. así que espero que no sea un sueño guajiro y que mi
amiga Marisa Alvarez, editora de esta gran publicación, acepte otorgar un
pequeño espacio en su blog para este texto.
Honestamente no tengo nada especial planeado para este
primer texto, sin embargo quisiera dedicar esta primera edición de mi colaboración a
mi bella familia conformada por:
Lizette: mi pareja, mi esposa, mi yugo vengador. Ambiciosa
mujer que gusta de tener todo en perfección, aunque ya le he dicho que eso
nunca ocurrirá… y que disfruta de una buena taza de café en compañía de alguien
que quiera escuchar por un buen rato banalidades de la vida. Inquieta y muy
intensa, la hacen algo especial ya que es parte fundamental del motor que nos
mueve en la familia.
Natalia: mi hermosa y única, en todo sentido,
primogénita. Llegó a este mundo a enseñarme nuevas formas de amar, nuevas preocupaciones,
pasiones, alegrías e incluso algunos otros sentimientos, que a pesar de haber
leído el libro de “Hielito Fleez” (lectura básica para entender nuestros
sentimientos) no había experimentado. Definitivamente de los regalos más
preciados que he recibido de la vida.
Leonardo: mi juguetón e inquieto hijo que siempre
tiene una sonrisa para todos en todo momento. Súper alerta… no se le va una, y
con esa agilidad mental que lo caracteriza siempre encontrará el camino para
hacer un chascarrillo y sacarte una sonrisa hasta en los momentos más
difíciles.
Tania: Pieza fundamental e indispensable para que la
felicidad siga reinando en la casa. Encargada de encontrar calcetines perdidos,
juguetes que desaparecen en hoyos negros pero que mágicamente los encuentra, de
mantener la imagen de este su servidor impecable y con camisas siempre
planchaditas y hasta consejera espiritual cuando mi esposita ya no le basta con
las pláticas de café que se receta cada semana…. simplemente es indispensable.
Romeo: no dice nada, no pide nada, no reclama, no se
enoja…. ah! pero que cacotas se revienta. Es el miembro más reciente de la
familia. Adoptado en Marzo de este año, llegó a la casa de tan solo 3 meses de
edad con su peculiar olor maravilloso a cachorrito y con el único interés de
querer y ser querido. Él nos ayuda a recordarnos que hay que dar amor en todo
momento a pesar de todo, perdonar y dejar atrás los errores. No se aleja mucho
de aquella frase de nuestra querida madre Teresa de Calcuta: “hay que dar hasta que duela”. Y
efectivamente, a pesar de las regañadas que le damos, castigos y hasta la ley
del hielo, él siempre nos recibe con una sonrisa y un beso de lengüetazo como
solo él los saber dar.
Pues bien, este es mi núcleo más cercano, mi mundo, mi
fascinación y mi delirio. Ésta es la razón de ser por la que el universo
conspiró hace 39 años para que yo llegara y poco a poco me fuera preparando
para tomar esta responsabilidad de guiar lo mejor que pueda a este clan, para
formar seres de bien entregados a privilegiar en todo momento el amor y la
unión en todos aquellos individuos que nos rodean y que de alguna manera
debemos de tocar su vida para que sigamos siendo una sociedad unida y preocupada
por los otros. Esa es una obligación que todos tenemos y que deseo de todo
corazón mis hijos y porque no… todos aquellos que lean esta columna, tomemos
con toda seriedad y responsabilidad, para que nuestro mundo sea mejor y más
cordial hoy y siempre.
Ojalá este texto le sea inspirador a mi estimada amiga
y no me haga el “fuchi” y lo publique en el mundialmente famoso “El Planeta
de Marichú”.
Angel García
Amigo Ángel: Bienvenido. Gracias por la confianza que depositas a este espacio empolvado por la desidia y olvidado por la rutina. Gracias por recordarme cuánto me gusta escribir y que no debo dejar de hacer lo que me gusta. Estoy segura de que me sorprenderás con relatos jocosos, serios, irreverentes e incluso sentimentales.
Date vuelo.