01 septiembre 2015

Honrada.

Hoy me siento sumamente honrada por haber recibido el texto que a continuación comparto:

El Angel que todos llevamos dentro

Hace algún tiempo que se generó en mí la inquietud de escribir y compartir con otros individuos algo de pensamientos e ideas, que si bien no necesariamente cambiarán al mundo, sí intentan rescatar por momentos el espíritu humano y los valores que lo rodean. 
El día de hoy he decidido comenzar… a costa de mi empleador, ya que ocuparé tiempo valioso de esta H. corporación global que genera billones y billones de dólares, para dedicar tiempo a unos cuantos párrafos que ciertamente no le generarán ni un peso. El medio que honrosamente he seleccionado para tratar de compartir mis textos es “El Planetade Marichú”, solo que aún no lo sabe…. así que espero que no sea un sueño guajiro y que mi amiga Marisa Alvarez, editora de esta gran publicación, acepte otorgar un pequeño espacio en su blog para este texto. 
Honestamente no tengo nada especial planeado para este primer texto, sin embargo quisiera dedicar esta primera edición de mi colaboración a mi bella familia conformada por:
Lizette: mi pareja, mi esposa, mi yugo vengador. Ambiciosa mujer que gusta de tener todo en perfección, aunque ya le he dicho que eso nunca ocurrirá… y que disfruta de una buena taza de café en compañía de alguien que quiera escuchar por un buen rato banalidades de la vida. Inquieta y muy intensa, la hacen algo especial ya que es parte fundamental del motor que nos mueve en la familia.
Natalia: mi hermosa y única, en todo sentido, primogénita. Llegó a este mundo a enseñarme nuevas formas de amar, nuevas preocupaciones, pasiones, alegrías e incluso algunos otros sentimientos, que a pesar de haber leído el libro de “Hielito Fleez” (lectura básica para entender nuestros sentimientos) no había experimentado. Definitivamente de los regalos más preciados que he recibido de la vida.
Leonardo: mi juguetón e inquieto hijo que siempre tiene una sonrisa para todos en todo momento. Súper alerta… no se le va una, y con esa agilidad mental que lo caracteriza siempre encontrará el camino para hacer un chascarrillo y sacarte una sonrisa hasta en los momentos más difíciles.
Tania: Pieza fundamental e indispensable para que la felicidad siga reinando en la casa. Encargada de encontrar calcetines perdidos, juguetes que desaparecen en hoyos negros pero que mágicamente los encuentra, de mantener la imagen de este su servidor impecable y con camisas siempre planchaditas y hasta consejera espiritual cuando mi esposita ya no le basta con las pláticas de café que se receta cada semana…. simplemente es indispensable.
Romeo: no dice nada, no pide nada, no reclama, no se enoja…. ah! pero que cacotas se revienta. Es el miembro más reciente de la familia. Adoptado en Marzo de este año, llegó a la casa de tan solo 3 meses de edad con su peculiar olor maravilloso a cachorrito y con el único interés de querer y ser querido. Él nos ayuda a recordarnos que hay que dar amor en todo momento a pesar de todo, perdonar y dejar atrás los errores. No se aleja mucho de aquella frase de nuestra querida madre Teresa de Calcuta: “hay que dar hasta que duela”. Y efectivamente, a pesar de las regañadas que le damos, castigos y hasta la ley del hielo, él siempre nos recibe con una sonrisa y un beso de lengüetazo como solo él los saber dar.
Pues bien, este es mi núcleo más cercano, mi mundo, mi fascinación y mi delirio. Ésta es la razón de ser por la que el universo conspiró hace 39 años para que yo llegara y poco a poco me fuera preparando para tomar esta responsabilidad de guiar lo mejor que pueda a este clan, para formar seres de bien entregados a privilegiar en todo momento el amor y la unión en todos aquellos individuos que nos rodean y que de alguna manera debemos de tocar su vida para que sigamos siendo una sociedad unida y preocupada por los otros. Esa es una obligación que todos tenemos y que deseo de todo corazón mis hijos y porque no… todos aquellos que lean esta columna, tomemos con toda seriedad y responsabilidad, para que nuestro mundo sea mejor y más cordial hoy y siempre.
Ojalá este texto le sea inspirador a mi estimada amiga y no me haga el “fuchi” y lo publique en el mundialmente famoso “El Planeta de Marichú”. 

Angel García

Amigo Ángel: Bienvenido. Gracias por la confianza que depositas a este espacio empolvado por la desidia y olvidado por la rutina. Gracias por recordarme cuánto me gusta escribir y que no debo dejar de hacer lo que me gusta. Estoy segura de que me sorprenderás con relatos jocosos, serios, irreverentes e incluso sentimentales.
Date vuelo.