03 mayo 2009

Necesito zapatos de plomo!

Los necesito para mantener mis pies sobre la tierra y dejar de flotar a cada paso que doy...
Desde hace meses un amigo estaba planeando venir de visita, por causas de trabajo no había podido hacerlo hasta a penas la semana pasada. La verdad es que desde hace mucho tiempo venía luchando contra lo que me parecía sentir por él y el estar en este lado del mundo me hacía extrañarlo más, aunado a que nuestra amistad parecía haberse reforzado con la distancia y la soledad. Decidí que le confesaría mis sentimientos pero no a su llegada pues sería ponerlo en una situación incómoda si es que él no se sentía de la misma manera; entonces decidí que mejor lo haría al despedirnos, pero qué tal si él se sentía igual y habíamos dejado pasar la semana sin decirnos nada, comportándonos tan "polite" como siempre lo hemos hecho? Bueno, tantearía la situación y vería el momento adecuado para soltar la sopa, no tenía otra opción... o sí?

Fuí por él a Stuttgart y decidimos pasear un poquito ahí, nos sentamos en una de esas mesas coquetas que sacan los restaurantes en cuanto se asoma el sol, el clima estaba perfecto! Unos músicos se instalaron en la esquina y empezaron a tocar de todo un poco, pero sobre todo, música que no hubiera disfrutado de la misma forma con nadie más!
Después de deambular un poco, decidimos regresar a Heilbronn y mientras esperábamos nuestro tren, nos tomamos una cervezota... perdimos dos trenes pero lo logramos! Una vez en Heilbronn salimos un rato con mis vecinitas y luego con las locas de mis amigas (que especialmente esa noche andaban desatadas!!).
Dormimos y a la mañana siguiente empezamos a hacer los planes de viaje, la verdad nos tomamos nuestro tiempo; nuestro primer destino sería Münich, pero en el camino nos bajamos en Augsburg, sin mapa ni nada sólo pudimos caminar hasta llegar al Rathaus, en un restorancito cercano estaban dando clases de salsa y la música se escuchaba perfectamente en toda la placita, así que no pudimos desaprovechar la oportunidad de bailar un poco. Dejamos las backpacks en el suelo e iniciamos el dancing durante un par de canciones. Retomamos nuestro camino a Münich, a donde llegamos un poco tarde y sólo nos quedó caminar la ventosa calle principal, escuchar al músico que se instala cada noche, admirar el Rathaus y abrazarnos para protegernos del frío.
Alt Rathaus Münich

Regresamos al hostal, hicimos planes para el día siguiente y después volvimos a bailar, Barry White, Frank Sinatra, Michael Bubblé y más nos acompañaron en el inicio de este baile que aún no termina, un baile que nos llevó a comer pasteles en Salzburg, a admirar los alpes nevados en Innsbruck y de regreso al soleado Heilbronn; un baile que me hace sonreir y me hace agradecer que mi amigo llegó a Alemania con una "agenda oculta" y que ayer no fue mi amigo, sino mi novio quien me llamó para decirme que llegó con bien a su destino.

Sachertorte y Topfenstrudel

Alpes nevados

Hoy no extraño a nadie de mi pasado, hoy extraño a alguien en mi presente y eso es definitivamente un millón de veces mejor!

Nosotros en Heilbronn

PD. Disculpe amigo lector por haber escrito un post tan rosa, sí: me preocupa la situación de mi país, mi familia, el hecho de pensar en las calles de la Cd. de México vacías me eriza la piel; sin embargo, este es el planeta de marichu y lo aquí escrito es lo que sucede en él...

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