14 diciembre 2010

El por qué amo mi trabajo!

Pasar tanto tiempo detrás del escritorio, peleando con el presupuesto y otros factores hace que a veces olvide por qué me gusta tanto mi trabajo. La semana pasada tuve la oportunidad de visitar una de las escuelas que construye Ford junto con los distribuidores y es ahí donde todo vuelve a su lugar. No es la primera vez que visito una de nuestras escuelas, pero esta ocasión fue un poco diferente porque vinieron personas del corporativo en Estados Unidos a filmar el impacto que tiene una escuela Ford en la comunidad, así que se escogió a una niña para que fuera la protagonista de la historia, quien nos dio un recorrido por la escuela, nos platicó acerca de los programas e incluso nos llevó caminando hasta su casa.


La escuela está ubicada en un cerro vecino al del chiquihuite, la zona es muy pobre y, por lo mismo, fue muy conmovedor recibir las muestras de afecto de la comunidad escolar incluyendo a padres de familia.


Mientras se hacían algunas filmaciones, noté que un pequeñito de unos siete años, usaba una túnica con una mantita y un cinturoncito de cuerda sobre su uniforme. Pensé que estaba disfrazado de pastorcito o algo así, así que le pregunté:


Yo: y tú, ¿por qué estás tan guapo vestido así?

Él: porque es una promesa

Yo: [gulp] ¿promesa? ¿Para qué?

Él: para que se me curaran las rodillas

Director: estuvo muy enfermo y hospitalizado por dos semanas, pero ahora ya pudo volver a la escuela

Yo: [gulp] ¿pero ya estás mejor?

Él: sí, mi mamá le prometió a San Judas Tadeo que si me quitaba los dolores, yo usaría esto por [x] tiempo

Yo: [snif snif, gulp, snif, snif] Muy bien, y qué bueno que estés cumpliendo la promesa.


En verdad se me hizo un nudo en la garganta. Y como esa, quién sabe cuántas historias habían corriendo a mi alrededor.


Repito: ¡esta es la parte que amo de mi trabajo!

No hay comentarios: